La cara dura del viento
al final de la tormenta
los ojos inmensos pero anclados.
La megalomanía inquieta
perdida en el bosquejo
del bien y del mal.
Los ojos rojos y la mirada atenta.
Estar y saber que no se está…
Marchar con las lunas llenas
y sus lunáticos,
con un suéter oscuro
que nos hace invisibles.
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