viernes, 2 de marzo de 2007

la nena, la azul, la que tanto nos joroba


La poesía fue entonces un subir de cobre articulado,
anatemas forzando a las horas que perdían el tiempo.
Un arco de blasfemias rotas
y líneas de corte abril marino.
Las palabras venían felices,
algunas tan duras como la palabra hombre,
otras más sutiles como escama,
como lente, como prisma,
no sé, la palabra siempre se escapa,
y se lleva a toda la verdad entre sus líneas.

2 comentarios:

igne fatui dijo...

un gusto leerte

Vueltegato Editores dijo...

tengo que contarte algo de este miope poema...