sábado, 17 de enero de 2009

Para Gabriela

Hoy nos juntamos a leer, un pequeño tributo a una compañera trabajadora, que
hizo posible que la poesía brotara y circulara entre muchas almas, incluyendo
la mía. Dejando la tristeza la partida de un alma tan bella, me enfoco este día
en celebrar el tránsito de esas personas por este planeta. Las almas
espléndidas que nos enseñan, nos transforman y nos motivan a ser mejores cada
día.

Gaby, este poema es para usted y para todos nuestros amigos... Nos vemos
en Sophos!!!! Un abrazo.

Tomar ese papel en blanco que nos llega a las manos,
entre randoms o zigzags, al cual llamamos vida.
Aprender a usarlo, denominarlo, asumirlo, entretenerlo,
olvidarlo, perderlo, alquilarlo, amarlo, odiarlo, admirarlo,
regalarlo, decorarlo, cuestionarlo, amarrarlo, dejarlo,
retomarlo, catalogarlo, extrapolarlo, defenderlo, fornicarlo,
enfatizarlo, profanarlo, comercializarlo, afanarlo, estresarlo,
deprimirlo, construirlo, almacenarlo, pasearlo, drogarlo,
limpiarlo, mencionarlo, escupirlo, pensarlo, poetizarlo,
escribirlo…

Estrellarse contra el papel en blanco al que llamamos vida,
Doblegarse ante el papel en blanco al que llamamos vida,
Enamorarse del papel en blanco al que llamamos vida,
Perderse en el inmenso papel en blanco al que llamamos vida,
y saltar de vida en vida, de papel en papel, o entre los espacios
de las frases milimétricas que vamos dejando apuntadas.
Cubrirnos con el papel en blanco que nos cubre y nos descubre,
al cual llamamos vida, subrayándole adjetivos, verbos,
Sonrisas, elementos, historia, melancolía, prendas y velocidades…
El papel en blanco que nos llama por las mañanas y nos teje
Oraciones y memoria. Juegos y mente, flores y paradigmas.
Cuestionarios percudidos entre líneas, sobrenombres y sacos
Diferentes que nos cubren en el andar sobre el papel en blanco
Al que llamamos vida. El origami de las cirscunstacias,
El hai kai de las determinaciones, la letra que inicia y termina
El alfabeto personal con el que vamos diciendo lo mismo,
Pero desde nuestras células.
Una sorpresa, una metralleta, la boca del lobo, el dios de los creyentes,
O el otro que sonríe. Los malos, los buenos de las historias,
Valores peculiares en cada esquina del papel en blanco al que llamamos
Vida. Los azares, los dibujos, los espacios vacíos sin manual de uso,
Los silencios…
El recorrer incluso sin tinta, el retornar de las relecturas,
El hipertexto. La construcción del idioma o la deconstrucción de las
Leyes gramaticales.
La gravitación entre sílabas, las palabras que no entendemos,
Los diccionarios de cabecera en donde a veces, solo a veces circula
Un aire de lucidez y un gesto.
El papel que nos llama o nos olvida, es ese papel en blanco al
Que llamamos vida. Un simple ejercicio, una batalla de siempre,
Un etcétera que nos mira con gesto de niño extraño. La pasión de la mano que
Escribe, el descuido de la que borra, el temor de la que se subraya,
El delirio de la que siente, la melancolía de la que resume,
La convicción de la que espera, el amor de la que resiste, el estilo de la
que invoca y el magma de la que se entrega con dignidad de acero,
y letras sueltas y libertades que solo pueden ser escritas en ese pequeño
papel en blanco al que llamamos vida. La vulnerable fuente de las
verdades, el pasillo prometido de las iluminaciones, la sala de espera
del epicentro en donde se ubican los prólogos, los agradecimientos…
La esquina humilde de las citas al pie de página…
La hoja en blanco a la que llamamos vida, es una página, una página….
Posiblemente enumerada en los índices matemáticos de algún libro
Cósmico, probablemente arrancada y guardada en la cajita de recuerdos
de alguno que otro espectador cercano. O quizás incinerada en los
rituales secretos de algún amante. Esa hoja en blanco a la que llamamos
vida, es más fuerte que las fortalezas inmensas que apuntamos en esa
frágil hoja en blanco a la que llamamos vida. Es más sagrada que las
trivialidades que apuntamos en esa omnipotente hoja en blanco a la
que llamamos vida. Es más gratuita que todas las suntuosidades que
sobresaltamos en esa pobre hoja en blanco a la que llamamos vida.
Es más bella que las brutalidades que a veces leemos en esa horrible
Hoja en blanco a la que llamamos vida. Y es el espacio, la verdad,
Los ojos del ser, el almanaque de nuestras victorias y la bitácora de
Nuestras derrotas, los días de la semana que componen el segundo
Que dura esa pequeña y descomunal hoja en blanco a la que llamamos
Vida. Esa suerte de estandarte en blanco, esa megalomanía de una sola
Hoja, esa virtud de la compaginación entre resto de las hojas de los que
También la llaman su vida, es el paraíso personal desde donde apunto,
y celebro las palabras que me recuerdan que esta breve hoja en blanco
a la que llamo vida es también la factura que he pagado satisfecho,
por decir siempre lo que pienso, lo que siento, lo que soy…

1 comentario:

MarianoCantoral dijo...

TAN BUENO LEERLO COMO OIRLO...SALUDOS!