Esa soledad de carros mojados
De mudarse de gestos a cada cien millones años
Esa soledad de a veces y de costumbre
Por variar un poco los silencios,
Las calles inquietas de gente que no es nadie
De espectros también solos
que tan solo asoman por las vitrinas
del pensamiento y sus melodías de memoria.
Llevo una sílaba rota en el bolsillo derecho
de este saco que me acompaña como el mejor
de los amigos. Como el hermano gemelo
que murió en la batalla de las soledades.
Esa que solo se gana muriéndose,
para volverse a pelear.
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