Domicilio de gestos momentaneos,
locura de temperamentos fantasmas...
Esa brocha de cielo que desciende
silenciosa y carga ligeramente
los instantes de encuentros y
desencuentros.
La espera y la tormenta,
el ir a donde se nos llama
con una voz acostumbrada,
vieja maga de calles misteriosas.
Alli en el escandalo,
angeles extranjeros desmienten
la duda y prepran el te
para los visitantes.
Aqui no he de decir la palabra
solo he de serla sonriente
como la magia de los bosques
que nos brindan verdes suenios
y caminatas deliciosas
sin monologos...
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