En busca del asesino,
los ojos en los techos,
los zócalos,
los calendarios.
Al final del café,
huyendo de los espejos,
los gatillos,
los autores intelectuales,
las carretillas del market.
Asesinos bajo la luz indestructible
de los centros comerciales.
Manchas de sangre en mi saco,
entre mis notas, en los asientos del bus,
en los juegos de los niños
y en sus botones antropofóbicos.
El neón no cesa en mi contorno,
la morbosa búsqueda de un asesino.
El escándalo del torrente sanguíneo
haciendo action painting en plena crisis.
Tengo un revolver cargado,
Y muchas ganas de llorar.
2 comentarios:
si no hay intervencion y tu tienes la razon, no te quedes con las ganas.....
Lindo finale bro, P.
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