domingo, 26 de enero de 2014

Les he visto

Les he visto recorrer la línea de ingreso a un bus, hablar patrañas y mierda con bocas que además besan santos y entonan salmos.  Les he visto sobrepasar el límite de peso en un elevador, apresurar la marcha ante un tornado de preguntas, usar corbata y fustán en ciertos días, recorrer los pasillos de los supermercados con la gracia de una estampida de potros autistas.   Así deambulan por el tiempo, llenando aceras y estadios, iglesias y cementerios.   Juro que les he visto dormir, de día y de noche, de tarde, de mañana.  Les he visto tejer tragedias y milagros, con una risita boba y una agenda electrónica.  Aquí suelen venir todos los días, el mundo es completamente de ellos, completamente perfecto.  Todo encaja en sus palabras, toda palabra les pertenece, toda ciencia y toda justicia, toda mancha y todo horizonte.  Juegan a deprimirse y a superarse, tienen días específicos para ritos específicos y por lo general llevan las de ganar, porque son demasiados.   Yo juro que les he visto soñar, hablar de sus sueños, amanecen y anochecen hablando de sus sueños y de sus logros.  Tienen identidad, nacen, crecen, se reproducen y mueren jurando que el ciclo es infinito, que el sol sigue su curso.  Y así, progresivamente, dejan huellas trascendentales, legados de huesos y polvo, manías percudidas de tanto uso, como pasamanos públicos, como urinales sacros.   He leídos sus libros, he escuchado sus himnos, he recorrido sus mapas, he olvidado sus insultos y sus halagos.   Ellos no tienen la culpa, ellos no saben lo que hacen, ellos son la mecánica fácil del tiempo, la aclimatación de las células y sus necesidades básicas, ellos tienen estatuas y deidades, tienen estirpes y vacaciones.

Ellos deciden siempre, ordenan, reestructuran, reinventan.  Ellos hacen fiestas y tienen la palabra, eligen a sus líderes, respetan a sus mayores.  Ellos hacen trampa y luego la perdonan, ellos persisten, intuyen, conquistan.  Ellos piden perdón y son perdonados, piden pan y son alimentados, sufren y son consolados.  El mundo no es nada sin ellos, el mundo gira alrededor de todos y cada uno de ellos, lo juro, les he visto detenidamente, les he seguido la pista, les he amado y odiado, y también perdonado.  Pero ellos vuelven, recaen, remiten, endosan, apresuran la marcha, aprietan los dientes, sudan, vomitan, cagan, eyaculan, deconstruyen el universo en un segundo y lo rediseñan a su antojo.   Así son ellos, así tan ellos.  Así es su historia, su lenguaje, su vida, lejos, tan lejos de los otros, tan lejos de los demás.  Imagino que ustedes también les han visto. 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Yo no los he visto porque soy uno de ellos. Genial entrada!

Saludos

Luz verde dijo...

:) Que bueno es ver que sigues...