viernes, 12 de enero de 2007

petit

Escribo un poema simple,
lleno de agua clara y cigarrillos,
caricatura de un tiempo otro, distinta la retina que captura.
Escribo palabras suaves, minerales o tardes de sol rojizo,
silencios entre letras y comas azarísticas
que nos plantean corredores, estancias,
momentos para tomarse un café y no hablar al respecto.
Escribo un poema simple,
uno lleno de frutas y gente que no muere,
uno que se queda sentado al final del día,
con el sol de las cinco de la tarde,
uno de madrugada sin empleo, sin hambre.
Uno de bodegones pastel aunque los odie
Escribo y no pienso nada,
solo escribo cosas sencillas,
lo gratuito del silencio,
dios en las alcobas de arriba,
el espacio abierto de un campo que no es de nadie,
y nadie nos molesta de mañana.
Dormirse, abrir la boca y mascar tabaco,
esperar a una señorita en un café,
respirar el perfume de un fantasma.
Escribo las cosas sencillas que caben en mi hoja,
una arrancada de los libros que no tengo que comprar,
ni extrañar, ni leer, ni escribir.

1 comentario:

Vueltegato Editores dijo...

certero, honesto, puntual...

tan puntual como el perfume de un fantasma...